El centenario del voto femenino en Noruega
Última actualización: 08/03/2013 //
Noruega fue el primer país independiente
en donde se implementó el derecho de voto femenino. Conmemorando el
centenario del voto femenino en Noruega y el Día Internacional de la
Mujer, repasamos la larga trayectoria de lucha de la mujer noruega.
El 11 de junio, hace cien años, las mujeres noruegas votaron en
elecciones parlamentarias por primera vez. Sin duda es algo que se debe
celebrar y, por consiguiente, en todo el país se conmemorará este
aniversario con diversos eventos: Recitales, conciertos, exposiciones,
charlas y debates, por mencionar solo algunos. La celebración se
inaugura el 8 de marzo en coincidencia con el Día Internacional de la
Mujer y se extenderá durante el resto del año.
Hoy en día, Noruega es considerada como uno de los países del mundo con menores diferencias entre mujeres y hombres[1]. Sin embargo, esto no quiere decir que el camino no haya sido largo y arduo. Y aún cuando la situación ha cambiado sustancialmente durante los últimos 100 años, la lucha por una sociedad igualitaria continúa.
LUCHANDO POR EL DERECHO DE VOTO
“Ella no puede hacer las tareas masculinas, y tampoco quiere hacer la tarea que le corresponde como mujer. Entonces, ella terminará siendo un monstruo deformado, una cosa que no tiene ningún género”, dijo el obispo noruego J. C. Heuch en 1890. El obispo era diputado, y aunque haya sido uno de los más feroces detractores, no era el único que argumentaba en contra del voto femenino. Cuando los debates acerca del tema empezaron en la década de 1880, los opositores opinaban que no era “natural” que las mujeres votaran, ya que esta acción podría llevar a la desintegración de la familia. Votar era cosa de hombres y querían “evitar que las mujeres tuviesen que enfrentar un dilema tan complicado”.
Los que luchaban a favor del sufragio universal argumentaban que el instinto maternal de las mujeres las hacía capaces de entender de manera diferente la sociedad, pudiendo, por lo tanto, resolver óptimamente los asuntos sociales en la política. “Incluyendo a las mujeres en la política se beneficiaría la patria; excluyéndolas, se la dañaría”, sostenía la activista Gina Krogh.
En 1898 todos los hombres noruegos obtuvieron el derecho al voto y, desde ese momento, la demanda por el voto femenino aumentó, al tiempo que empezó a ganar terreno. Por fin, en las elecciones parlamentarias de 1913 todas las mujeres noruegas pudieron votar por vez primera, convirtiéndose Noruega en el primer país independiente en instaurar el derecho de voto femenino. Nueva Zelandia (1893), Australia (1902) y Finlandia (1906) ya lo habían implementado, pero estos países no eran todavía independientes y las mujeres no podían ser electas para cargos políticos.
1913: Mujeres noruegas acompañando a sus hermanas estadosunidenses. Foto: Norsk Folkemuseum
DERECHOS IGUALTARIOS
Sin embargo, la obtención del derecho al voto fue sólo una de las batallas ganadas. En muchos aspectos, las mujeres seguían teniendo un rol inferior al del hombre y la lucha por igualdad entre géneros continuó. Por un lado, esa lucha tenía como objetivo llegar a lograr un sistema jurídico que tratara igual a mujeres y a hombres y, por otro lado, estaba orientada a cambiar actitudes y prejuicios presentes y muy aferrados en la sociedad.
Gradualmente y con el tiempo, se implementaron nuevas leyes y reglamentaciones: En 1927 se introdujeron los mismos derechos económicos y jurídicos para ambos cónyuges; en 1959 el gobierno ratificó la convención sobre igualdad de salario de la OIT (Organización Internacional del Trabajo); y en 1978 se sancionó la ley sobre el derecho al aborto. Estos son tres de los varios logros que mejoraron en gran medida la posición jurídica de la mujer.
Simultáneamente, las mujeres hicieron su ingreso en la política y en el debate público. La primera mujer en ser elegida para el parlamento fue Karin Platou en 1922 y ese hito inauguró un proceso de integración de las mujeres en los puestos políticos. En 1981, más de medio siglo después de que las mujeres votaran por primera vez, Gro Harlem Brundtland fue elegida primer ministra, siendo la primer mujer en ocupar tal cargo. Al asumir por segunda vez el mismo cargo en 1986, la primer ministra Brundtland armó su “gobierno de mujeres”, formado por ocho mujeres y diez hombres. Dicho gobierno se hizo famoso internacionalmente justamente por su alta participación de mujeres.
1986: Brundtland con su gobierno de mujeres. Foto: Scanpix
LA LUCHA POR LA IGUALDAD SIGUE
En Noruega, las diferencias políticas y sociológicas entre mujeres y hombres han disminuido significativamente en los últimos cien años. Las mujeres noruegas han entrado con fuerza en todos los ámbitos de la sociedad: El sistema educativo, el mercado de trabajo, el debate público y la política, entre otros. Un ejemplo claro del progreso es el hecho que las mujeres ejercen el 50% de los cargos del actual gobierno. Con una política consciente, el gobierno pretende también llevar a cabo un cambio de la representación femenina en el sector privado y en el año 2003 aprobó una ley por la cual se requiere que los directorios de todas las sociedades anónimas cuenten con un 40% de mujeres. Y la voluntad política ha dado sus resultados. Las investigaciones demuestran que Noruega es uno de los países del mundo con menores diferencias entre hombres y mujeres. Desde ya, todavía existen importantes desigualdades y grandes desafíos. A pesar del mejoramiento considerable de calidad de vida, la violencia contra la mujer sigue existiendo en Noruega.
Compromiso internacional
En la Comisión de Mujeres de la ONU, la Ministra de Igualdad de Noruega Inga Marte Thorkildsen aprovechó la oportunidad para hablar sobre la violencia contra la mujer. En su discurso destacó que la violencia contra la mujer figura como la razón principal de muerte de mujeres de toda edad en el mundo entero, representando un costo tan alto para las personas involucradas y para la sociedad misma, que ningún gobierno debería ignorar el tema. Lea todo su discurso aquí.
Hoy en día, Noruega es considerada como uno de los países del mundo con menores diferencias entre mujeres y hombres[1]. Sin embargo, esto no quiere decir que el camino no haya sido largo y arduo. Y aún cuando la situación ha cambiado sustancialmente durante los últimos 100 años, la lucha por una sociedad igualitaria continúa.
LUCHANDO POR EL DERECHO DE VOTO
“Ella no puede hacer las tareas masculinas, y tampoco quiere hacer la tarea que le corresponde como mujer. Entonces, ella terminará siendo un monstruo deformado, una cosa que no tiene ningún género”, dijo el obispo noruego J. C. Heuch en 1890. El obispo era diputado, y aunque haya sido uno de los más feroces detractores, no era el único que argumentaba en contra del voto femenino. Cuando los debates acerca del tema empezaron en la década de 1880, los opositores opinaban que no era “natural” que las mujeres votaran, ya que esta acción podría llevar a la desintegración de la familia. Votar era cosa de hombres y querían “evitar que las mujeres tuviesen que enfrentar un dilema tan complicado”.
Los que luchaban a favor del sufragio universal argumentaban que el instinto maternal de las mujeres las hacía capaces de entender de manera diferente la sociedad, pudiendo, por lo tanto, resolver óptimamente los asuntos sociales en la política. “Incluyendo a las mujeres en la política se beneficiaría la patria; excluyéndolas, se la dañaría”, sostenía la activista Gina Krogh.
En 1898 todos los hombres noruegos obtuvieron el derecho al voto y, desde ese momento, la demanda por el voto femenino aumentó, al tiempo que empezó a ganar terreno. Por fin, en las elecciones parlamentarias de 1913 todas las mujeres noruegas pudieron votar por vez primera, convirtiéndose Noruega en el primer país independiente en instaurar el derecho de voto femenino. Nueva Zelandia (1893), Australia (1902) y Finlandia (1906) ya lo habían implementado, pero estos países no eran todavía independientes y las mujeres no podían ser electas para cargos políticos.
1913: Mujeres noruegas acompañando a sus hermanas estadosunidenses. Foto: Norsk Folkemuseum
DERECHOS IGUALTARIOS
Sin embargo, la obtención del derecho al voto fue sólo una de las batallas ganadas. En muchos aspectos, las mujeres seguían teniendo un rol inferior al del hombre y la lucha por igualdad entre géneros continuó. Por un lado, esa lucha tenía como objetivo llegar a lograr un sistema jurídico que tratara igual a mujeres y a hombres y, por otro lado, estaba orientada a cambiar actitudes y prejuicios presentes y muy aferrados en la sociedad.
Gradualmente y con el tiempo, se implementaron nuevas leyes y reglamentaciones: En 1927 se introdujeron los mismos derechos económicos y jurídicos para ambos cónyuges; en 1959 el gobierno ratificó la convención sobre igualdad de salario de la OIT (Organización Internacional del Trabajo); y en 1978 se sancionó la ley sobre el derecho al aborto. Estos son tres de los varios logros que mejoraron en gran medida la posición jurídica de la mujer.
Simultáneamente, las mujeres hicieron su ingreso en la política y en el debate público. La primera mujer en ser elegida para el parlamento fue Karin Platou en 1922 y ese hito inauguró un proceso de integración de las mujeres en los puestos políticos. En 1981, más de medio siglo después de que las mujeres votaran por primera vez, Gro Harlem Brundtland fue elegida primer ministra, siendo la primer mujer en ocupar tal cargo. Al asumir por segunda vez el mismo cargo en 1986, la primer ministra Brundtland armó su “gobierno de mujeres”, formado por ocho mujeres y diez hombres. Dicho gobierno se hizo famoso internacionalmente justamente por su alta participación de mujeres.
1986: Brundtland con su gobierno de mujeres. Foto: Scanpix
LA LUCHA POR LA IGUALDAD SIGUE
En Noruega, las diferencias políticas y sociológicas entre mujeres y hombres han disminuido significativamente en los últimos cien años. Las mujeres noruegas han entrado con fuerza en todos los ámbitos de la sociedad: El sistema educativo, el mercado de trabajo, el debate público y la política, entre otros. Un ejemplo claro del progreso es el hecho que las mujeres ejercen el 50% de los cargos del actual gobierno. Con una política consciente, el gobierno pretende también llevar a cabo un cambio de la representación femenina en el sector privado y en el año 2003 aprobó una ley por la cual se requiere que los directorios de todas las sociedades anónimas cuenten con un 40% de mujeres. Y la voluntad política ha dado sus resultados. Las investigaciones demuestran que Noruega es uno de los países del mundo con menores diferencias entre hombres y mujeres. Desde ya, todavía existen importantes desigualdades y grandes desafíos. A pesar del mejoramiento considerable de calidad de vida, la violencia contra la mujer sigue existiendo en Noruega.
Compromiso internacional
En la Comisión de Mujeres de la ONU, la Ministra de Igualdad de Noruega Inga Marte Thorkildsen aprovechó la oportunidad para hablar sobre la violencia contra la mujer. En su discurso destacó que la violencia contra la mujer figura como la razón principal de muerte de mujeres de toda edad en el mundo entero, representando un costo tan alto para las personas involucradas y para la sociedad misma, que ningún gobierno debería ignorar el tema. Lea todo su discurso aquí.
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