Dormido, el cronista roncaba abiertamente en el lugar de su
reino.
-Me voy a comprar el auto para llevarte hasta lo más lejos,
para que te veas engalanada en el confort interior mientras afuera llueve y
hace frío, en la potencia del motor que te lleve conducida por mi, hasta lo más
hermoso de este lugar..., Jésica...
El pro - hombre seguía durmiendo.
-PRRR... -roncaba y se escuchaba hasta en Luján.
-PRRR..., pasa la moto...
-Subí que te llevo, aferrada a mi chaleco numerado, vamos
asustando niños por las calles, desafiando el aire libre y las tormentas hasta
donde Edipo nos conduzca, mami.
-PRRR..., la moto fea que todo lo puede...
-PRRR..., violemos semáforos por doquier, andemos sin casco
por la vida, subamos a las veredas y hagamos volar a las viejecitas y a las
niñas de escuela por los aires...
-Tu, la rebeldía motera y yo haremos de esta cloaca algo que
valga de algo...
De improviso, el cronista despierta sudoroso.
Demasiada ropa en la cama - piensa.
¿O habrá sido otra vez otra de esas ruidosas e infernales
motos que me despertó?
¿Adónde habré dejado mi "Motorola"?
También me pueden encontrar en: http://argentinomias3c.blogspot.com.ar/
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