Las tendencias son al enloquecimiento general porque el sistema económico sigue siendo el entrechocarse cabezas de "Los tres chiflados". Yo te desafío a que con apenas algunos compromisos comerciales y económicos intentes llevar una vida más o menos normal sin que nadie te asista, así como están las cosas ahora, a ver si lo lográs.
Esa es una de las cosas que empujan la fiebre exitista y de consumo que hay, se queman energías y deseos muy banales y mundanos porque no parece existir ninguna posibilidad de volver coherente o razonablemente normal la vida cotidiana, eso tiene que ver con la calidad de vida, un tema del que yo hablé hace varios años atrás.
Te lo podría describir, pero llego tarde en este sentido, hay arte ya existente que refleja este estado de cosas, mi crónica debería ser más que suficiente como reflexión para plantar un nuevo mojón de que la única historia que se sigue repitiendo es la de la frustraciones que ofrece a corto y mediano plazo un sistema económico como en el que estamos sumergidos.
De todos modos, voy a insistir en algunos puntos.
Uno de ellos es, una de las tendencias de organización comercial actual y que voy a describir sucintamente a continuación: hay gente cuyas inversiones son crear conjuntos de oficinas que no son tales si no que son consultorios y estos consultorios a su vez, se alquilan. El locador ofrece, en ese caso, por ejemplo, servicios como de recepción y asistentes de los profesionales que se sirven de estos sistemas. Esta modalidad está bastante extendida, incluso al Gran Buenos Aires.
En esta misma modalidad no van a tardar en aparecer aquellos locadores que ofrezcan gabinetes de corte en peluquería, por ejemplo, por mes, por semana; de modo tal que el profesional peluquero lleva sus propias herramientas de trabajo y depende de la recepción y de sus propios clientes.
Como esta última posibilidad, podemos imaginar todas la variantes posibles y en ese sentido estaría moviéndose el mercado inversionista actual, menos conservador que aquel que meramente arriesga a adquirir una vivienda para refaccionar y luego revender a mayor precio, intentando recuperar la inversión global y obtener una diferencia.
Para el que no tiene capital invertido, no parece haber severas dificultades en trabajar, por el momento.
También podés seguirme en: http://argentinomias3c.blogspot.com.ar/, donde con tu presencia en poco tiempo más vamos a llegar al millón de lecturas.
Esa es una de las cosas que empujan la fiebre exitista y de consumo que hay, se queman energías y deseos muy banales y mundanos porque no parece existir ninguna posibilidad de volver coherente o razonablemente normal la vida cotidiana, eso tiene que ver con la calidad de vida, un tema del que yo hablé hace varios años atrás.
Te lo podría describir, pero llego tarde en este sentido, hay arte ya existente que refleja este estado de cosas, mi crónica debería ser más que suficiente como reflexión para plantar un nuevo mojón de que la única historia que se sigue repitiendo es la de la frustraciones que ofrece a corto y mediano plazo un sistema económico como en el que estamos sumergidos.
De todos modos, voy a insistir en algunos puntos.
Uno de ellos es, una de las tendencias de organización comercial actual y que voy a describir sucintamente a continuación: hay gente cuyas inversiones son crear conjuntos de oficinas que no son tales si no que son consultorios y estos consultorios a su vez, se alquilan. El locador ofrece, en ese caso, por ejemplo, servicios como de recepción y asistentes de los profesionales que se sirven de estos sistemas. Esta modalidad está bastante extendida, incluso al Gran Buenos Aires.
En esta misma modalidad no van a tardar en aparecer aquellos locadores que ofrezcan gabinetes de corte en peluquería, por ejemplo, por mes, por semana; de modo tal que el profesional peluquero lleva sus propias herramientas de trabajo y depende de la recepción y de sus propios clientes.
Como esta última posibilidad, podemos imaginar todas la variantes posibles y en ese sentido estaría moviéndose el mercado inversionista actual, menos conservador que aquel que meramente arriesga a adquirir una vivienda para refaccionar y luego revender a mayor precio, intentando recuperar la inversión global y obtener una diferencia.
Para el que no tiene capital invertido, no parece haber severas dificultades en trabajar, por el momento.
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