un poco de aquella criatura
inmunda y perversa
que había estado en la boca
de todos los peores.

al espanto de los gritos
y del tamborcito.
Un rayo de luz y esperanzas vanas
atravesaron mi mirada,
pero de nuevo ese elemento,
esa substancia, aquello
que me perseguía por las calles.
Uno, dos, tres millones
no eran suficientes
en contra del malvado mal
que crecía por debajo
y que tapaba los agujeros.
Se metía adentro de el
y le carcomía las vísceras
dejándolo sin fuerzas y sin ganas
hasta que se rendía frente a la mesa,
doblegado, repitiendo muchas veces
la misma oración.
https://twitter.com/GusSaladino
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