martes, 13 de marzo de 2012

REYNALDO BIGNONE HABLO SOBRE COMO PROCEDER EN CASO DE “MENORES NACIDOS EN CAUTIVERIO" - “No se habló del tema de los menores”

El partero de la ESMA Jorge Magnaco al ser trasladado ayer al juicio oral.
Imagen: Rolando Andrade

REYNALDO BIGNONE HABLO SOBRE COMO PROCEDER EN CASO DE “MENORES NACIDOS EN CAUTIVERIO”

“No se habló del tema de los menores”

En la causa por robo de bebés, el último presidente de facto dijo que en una reunión con “políticos” después de la guerra de Malvinas nadie tocó el tema del robo de bebés. El médico de la ESMA, Magnaco, intentó justificarse.


 Por Alejandra Dandan
En el tramo final del juicio por el robo de bebés declaró el dictador Reynaldo Bignone, el partero de la ESMA Jorge Magnaco y el apropiador de Francisco Madariaga, Víctor Gallo. Los tres habían pedido hablar para defenderse antes de la instancia final. Gallo se presentó como víctima y llegó a blandir teorías sobre la “violencia de género”. Magnaco reconoció su rol como partero del centro clandestino e intentó defenderse diciendo que lo que hizo con las embarazadas fue “calmar sus miedos, sus angustias por tener que parir” en esas condiciones. De los tres, Bignone fue el que se tomó el tiempo para un discurso más político: habló de 1982 y de los dirigentes de los partidos políticos y en un tramo buscó el modo de responder específicamente al testimonio de un ex funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos que durante el juicio oral explicó que su país “sabía” del robo de bebés.
De traje verde y corbata al tono, Bignone se sentó mirando exclusivamente el espacio de los jueces del Tribunal Oral Federal 6. Ratificó todo lo dicho hasta ahora, negó su intervención en la ley de autoanmistía o en la orden de destrucción de documentos, por lo que se lo acusa. Y hacia el final, le respondió a Elliot Abrams, subsecretario de Derechos Humanos del Departamento de Estado entre 1982 y 1985, que declaró en la causa.
“Veinticuatro horas después (de las elecciones de 1983) –dijo– recibo como respuesta una carta del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, dirigida para mi persona y mi gobierno y para el pueblo argentino por el hecho de regresar a la democracia de esa forma tan explícita y tan limpia. Por eso dudo mucho –aclaró– que la Casa Blanca hubiera hecho semejante cosa si fuera mínimamente cierto lo que en esta misma sala dijo alguien que fuera funcionario de esa época. Que los Estados Unidos tuvieran conocimiento de un plan sistemático de robo de bebés yo creo que (no puede) ser esto, así tal cual.”
Leída de otra forma, la frase de Bignone podría tomarse como una revelación: el gobierno de los Estados Unidos le envió en ese momento una carta de agradecimiento, aun sabiendo de los crímenes de la dictadura y del robo de niños.
Bignone, Magnaco y Gallo pidieron declarar porque el juicio se acerca al final, pero además porque desde la última disposición de Casación cambiaron algunas reglas del juego. Los acusados ya no dispondrán de tiempos eternos para decir lo que quieran decir en el tramo de las “últimas palabras”, como hicieron en la ESMA. Y empezaron a hacerlo ahora.
De los tres, Magnaco tuvo tal vez la intervención más inesperada. Con el aspecto de quien acaba de sacar la ropa de la tintorería, la barba impecable, atildado, el médico apeló a la ética profesional para defenderse de lo que hizo en la ESMA, aceptar que intervino en los partos, pero aclarar que no sabía cuál era el destino de los niños.
“Considero que a estas mujeres les he brindado mucho más que a otras pacientes”, dijo en un momento. “¿Por qué? –se preguntó–. Porque comprendí la difícil situación en la que estaban.”
Según el relato que reconstruyó, en octubre de 1976 tenía grado de teniente y estaba a cargo de ginecología del Hospital Naval de Buenos Aires: “En ese contexto –dijo–, mi jefe me dice que ambos debíamos concurrir circunstancialmente para atender pacientes embarazadas a la ESMA, cuando ello fuera ordenado por la superioridad. Cuando esto ocurrió así lo hice y recibí instrucción de cómo debía ser (...). Me aboqué a prestar la asistencia médica pertinente y la atención al recién nacido con lo mejor de mi conocimiento ¿En qué consistía? En higienizarlo, verificar orificios naturales, controlar el estado físico, el aparato cardiovascular, el sistema nervioso y una vez determinado que estaba en buenas condiciones, lo depositaba en el regazo de su madre para que lo amamantara y una vez finalizado, como había dado término a la atención médica, me retiraba de inmediato”.
Magnaco admitió que no inscribía los nacimientos porque “no existía un libro de nacimientos en los que dejar constancia de mi actuación y tampoco se extendían certificados”. Y en un tramo en el que pareció copiar los argumentos de los médicos civiles convocados a declarar por los nacimientos en el sector de Epidemiología de Campo de Mayo, dijo que “no me fue posible oponerme porque de haberlo hecho era poner en riesgo la salud de las pacientes y su feto”. Y que “no cometí jamás un abandono de paciente, lo que me fue ordenado lo cumplí y creo que asistí mejor a ellas que a otras pacientes que haya asistido en el medio privado”.
Para la querella de Abuelas de Plaza de Mayo y la fiscalía de Martín Niklison, la declaración no sólo no lo ayudó sino que potenció los argumentos en su contra. Magnaco no era médico civil sino militar, lo que le da otro peso en la estructura y cadena de mandos. Tampoco creyeron en el argumento de que no podía abandonar a las parturientas como elemento de peso, porque los otros médicos que dijeron lo mismo denunciaron lo que estaba pasando apenas pudieron, muchos en espacios como la Conadep durante la recuperación de la democracia. El otro dato importante del que el médico no habló indica que no estaba a disgusto en ese lugar: el dato está incluido en las fojas de concepto que poseen los fiscales: allí figura que entre 1976 y 1983, cuando se le preguntó, en caso de cambiar de destino –el suyo era el Hospital Naval de Buenos Aires–, cuál sería de su preferencia, Magnaco puso la ESMA. Un lugar ideal para un ginecólogo y obstetra.
En cuanto a Bignone, negó la relación con el documento final de la Junta Militar; la destrucción de documentos y la ley de autoanmistía, los tres aspectos por los que está acusado en esta causa. Esto es así pese a que hizo toda su carrera de ascenso durante la dictadura. O que en 1977, cuando se produjeron buena parte de los nacimientos de niños robados en Campo de Mayo, él era jefe de Institutos Militares en esa guarnición.
Por otra parte, así como el dictador Rafael Videla ante la revista CambioI16 habló de la cercanía con la Iglesia y con las empresas, Bignone pareció querer mostrar ciertas articulaciones con otros actores políticos. Habló de la carta de Reagan y le dejó una copia al Tribunal. Pero antes, habló bastante de un encuentro que organizó antes de asumir la presidencia de facto con “todos” los referentes de los partidos políticos. Se ocupó de decir que estaban todos, “de derecha a izquierda”. Y como al paso, o como un mensaje destinado a esta época, recordó que todos ponderaron la acción sobre Malvinas e insistió en que también lo había hecho una de las líneas de la izquierda.
En ese momento, Bignone dio un dato importante: mientras hablaba de aquella reunión, de cómo lo aplaudieron, dijo que no se habló del “robo de niños”, no porque no existiera, sino porque “no era el tema de esa ocasión”: “Y debo decir que la reunión terminó con un aplauso de la dirigencia política –explicó–. Ninguno de los presentes se refirió en ningún momento, yo tampoco, al tema memores porque no era el tema de ese momento”.
Otro de los datos que dio en otro momento es sobre un anexo, con instrucciones de Suárez Mason para ver qué hacer en casos de niños que quedaran huérfanos después de los operativos. El anexo se conoce y es materia del juicio. Pero Bignone, buscando defenderse, dijo que había presentado un listado en la causa en 1999 con copia de ese anexo. El problema es que en vez de decir niños huérfanos dijo: “Un anexo sobre cómo proceder en caso de menores nacidos en cautiverio y cuando no se pueda dar con los familiares”. Nadie sabe si se equivocó.

 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-189440-2012-03-13.ht

Enlaces

-Abuelas de Plaza de Mayo denunció al TOF Número 5 

+ enlaces


http://www.pagina12.com.ar/fotos/20071108/notas/na03fo01.jpg

-SALADINO, DOMINGO FORTUNATO, Detenido - Desaparecido el 9/10/1978. Genocidado 
 


Otros enlaces

-Abuelas de Plaza de Mayo
-Madres de Plaza de Mayo - Linea Fundadora
-Asociación Madres de Plaza de Mayo
-Familiares de Desaparecidos y Detenidos por razones políticas
-H.I.J.O.S.
-A.P.D.H.
-C.E.L.S.
-L.A.D.H.
-M.E.D.H.
-SERPAJ
-Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF)
-Instituto Espacio para la Memoria

  Más enlaces


-La represión contra la salud. DECLARARON TRES MEDICOS EN LA CAUSA SOBRE EL HOSPITAL POSADAS

 -Baldosas en la Comuna 15

 -Represor renunciado

"Un médico a la derecha, por favor": cuando yo desembarqué en 1983 como personal destacado en la Obra Social para Empleados de Comercio y Actidiades Civiles (OSECAC), la obra social del gremio FAECYS (ex - CGEC), una de las primeras cosas que se constató fue que el médico militar genocida Magnacco había revistado alli durante la intervención de la Armada en esa Obra Social, se encontraron muchas pruebas del paso de la Armada por OSECAC, pruebas de las cuales yo soy testimonio vivo.


El Interventor en esa ocasión está muerto ya, el Gerente General (Jorge Ottonello) nombrado por ese Interventor también murió, ambos responsables de mi nombramiento (ingresado directamente con el escalafón A - 9 con 20 años de edad y puesto a trabajar directamente en una oficina al lado de la de la Intervención) y el primero en morir fue Germán López, Secretario General de la Presidencia de la Nación ante quien respondía el Interventor Carlos Giuliani. De ese trabajo me despidieron por ser hijo de desaparecido, en contubernio (perteneciendo la Obra Social a la esfera del Estado), Armando Oriente Cavallieri (Secretario General del gremio mercantil hasta el día de hoy), Carlos Menem, Presidente de la República Argentina entre 1989 y 1999 y el "Coti" Nosiglia quien definitivamente es un traidor a los ideales y la memoria de los militantes radicales detenidos - desaparecidos y a los de Leandro Alem, bajo cuya orientación cobra sentido la existencia de la UCR.


Ahora que Magnacco reconoció que fue parte del genocidio revistando como médico militar genocida y ladrón de bebés en el CCDT y E ESMA (Centro Clandestino de Tortura y Exterminio Escuela Mecánica de la Armada), no puede haber hecho ese reconocimiento ignorando que ya existen tres fallos consecutivos que condenaron a condena perpetua en cárcel común a varios genocidas por el genocidio.


Es decir que si no lo reconoció antes es porque ahora se siente culpable de genocidio, considera que no puede evitar ser condenado, pero "se tiene fe" en que va a haber "amnistía" en algún momento.


Se trata de un genocida ya condenado con anterioridad, pero que quedó con anterioridad libre por las leyes de obediencia debida y punto final.


Su reconocimiento sobre su paso genocida en la ESMA coincide con lo que dice el genocida que lo hizo ubicar en ese puesto junto con el otro genocida muerto Massera, Videla de que "confía en que esta situación de estar condenados en cárcel común" es reversible.


Mi papá murió asesinado al poco tiempo de ser torturado y nunca tuvo la oportunidad de expresar nada en ningún medio de comunicación acerca de lo que pensaba de la política argentina.

Aquí está, le digo al Juez Ercolini públicamente, el vínculo que quizás usted está buscando por la Causa Penal que yo presenté en 2011 y de la que ya se me tomó declaración, cuando yo digo que el gobierno norteamericano fue co-responsable del secuestro, desaparición, tortura y asesinato en 1978 de mi padre Domingo F. Saladino y que por lo tanto deben ser juzgadas y condenadas todas las autoridades responsables junto a los genocidas militares y civiles argentinos que actuaron con complicidad con el gobierno de EE.UU. para cometer genocidio en la Argentina.
 
Dame bola, Jésica Tritten, por favor te lo pido.

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Clara Anahí MARIANI, nacida el 12 de agosto de 1976, desaparecida el 24 de noviembre de 1976.

Clara Anahí MARIANI


Nacida el 12 de agosto de 1976
Desaparecida el 24 de noviembre de 1976

Madre: Diana TERUGGI
Padre: Daniel MARIANI

El 24 de noviembre de 1976, fuerzas policiales y del Ejército atacaron la casa de sus padres en la ciudad de La Plata. Allí fue asesinada Diana y secuestrada Clara Anahí, quien continúa desaparecida. El padre de la niña fue asesinado en La Plata, el 1º de agosto de 1977.


http://conadi.jus.gov.ar/gsdl/cgi-bin/library?e=d-000-00---0fotos--00-0-0-0prompt-10---4------0-1l--1-es-50---20-about---00001-001-1-0utfZz-8-0&a=d&c=fotos&cl=CL1.13&d=HASH01e464eeb883b24237a9cf8a

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Gustavo Saladino

D.N.I.16.453.320

Hijo de desaparecido y asesinado.
Héroe de la Resistencia Antifascista contra el genocidio cultural del menemismo.
Objetor de conciencia al Servicio Militar Obligatorio hasta su desaparición definitiva lo que me valió verme impedido de ejercer mi derecho cívico al voto entre 1983 y 1995.
Despedido del Estado en 1989 por ser hijo de desaparecido.
Denunciante contra los genocidas ante la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) en 1984.
Co-Denunciante y querellante contra los genocidas de la Fuerza Aérea Argentina y de otras fuerzas de seguridad en la Causa Penal por delitos de lesa humanidad y genocidio Nº 7.273/06 en el área de la Subzona 16, entre muchas otras Causas.
Denunciante en 2011 ante la Justicia Federal argentina del gobierno norteamericano cómplice de los genocidas civiles y militares que desaparecieron y asesinaron a mi padre en 1978.
El primero en el mundo entero, como activista de derechos humanos, en accionar penalmente contra el oligopolio estadounidense destructor de memoria argentina "Google, Inc.", entre otros hechos, por perseguir y espiar ilegalmente ciudadanos dentro de su plataforma "You Tube".
Denunciante de hechos de corrupción de la era "kirchnerista".

Jésica y Cielo (me falta Verónica Fiorito y cartón lleno).

Jésica y Cielo (me falta Verónica Fiorito y cartón lleno).
Yo no fui (y ellas tampoco vinieron nunca. Ja, ja, ja).

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