sábado, 19 de noviembre de 2011

En la pesquisa del caso Candela avanza la teoría de la impostura

Año 4. Edición número 178. Domingo 16 de octubre de 2011



El asesinato de la niña Candela dejó al descubierto vidriosas relaciones en los bajos fondos del Gran Buenos Aires.

Otras notas

  • Venganza no convencional. Así calificó el fiscal Marcelo Tavolaro a los motivos que llevaron a un grupo de delincuentes a asesinar a la niña Candela Sol Rodríguez. En su pedido de procesamiento, el funcionario asegura que el supuesto autor material –Hugo Bermúdez– la habría asfixiado con sus manos por tratarse de un “psicópata sexual con preferencias a someter a sus juegos sexuales a menores de edad cautivándolos con provisión de ropas y drogas”.
  • En el principio de esta trama, cuando Candela Sol Rodríguez aún era buscada por unos 1.600 policías, el ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, solía prestarse con beneplácito a la requisitoria periodística, al igual que el jefe de la Bonaerense, comisario Juan Carlos Paggi, y el fiscal general de Morón, Federico Nievas Woodgate. Pero tras el hallazgo del cuerpo sin vida de la niña en un descampado de la avenida Vergara, todos ellos se llamaron a silencio. Ahora, en cambio, la voz cantante del caso la tienen los abogados.
  • Muy contrariado. Así lucía aquel hombre al emerger el miércoles de su casa, en la calle Avellaneda 290, de Morón, para entregarse al grupo de policías que había llegado allí para detenerlo. “Vos sabés cómo son estas cosas, Huguito”, le deslizó a la oreja un suboficial, con expresión compungida. Entonces, ante la sorpresa de quienes presenciaban la escena, él se lanzó a un ritual ciertamente curioso para alguien en su situación: abrazar a cada uno de sus captores, dejando de tal modo asentada su familiaridad con ellos.
  • Unos 300 efectivos de la Policía Bonaerense se sumaron en las últimas horas a la búsqueda de Candela Rodríguez, la nena de 11 años que desapareció el lunes pasado en Hurlingham, luego de salir de su casa para participar de las actividades de un grupo de Boy Scouts de su barrio. Ahora ya son mil los agentes que la buscan. Juan Carlos Paggi, el jefe de la Policía Bonaerense, dijo que se “sigue trabajando” en procura de encontrar a Candela y remarcó que en esa línea “se han dado respuestas a más de mil llamadas” telefónicas, además de seguir con varios allanamientos.
  • Una mano asomaba entre bolsas de consorcio. La cartonera se topó con ella mientras revolvía la basura. Retrocedió asustada y entre llantos contó lo que había visto. La policía y el fiscal Marcelo Tavolaro llegaron a los pocos minutos. El gobernador Daniel Scioli y el ministro Ricardo Casal aterrizaron en un helicóptero. A las 15.30, la madre de Candela Rodríguez salió de su casa: se abrió paso entre los movileros y subió a un auto que la dejó en el basural.
    El reconocimiento del cadáver se hizo en cadena nacional, con música dramática de fondo.
  • El miércoles, una mujer de pelo decolorado con agua oxigenada caminaba por las calles de José León Suárez, en el partido de San Martín. En una de las manos llevaba a su nieto, un chico de cuatro años disfrazado de Buzz Lightyear, el muñeco de Toy Story. En la otra tenía la bolsa de hacer las compras.
    –¿Viste? –le dijo una mujer en la fila de la verdulería–. Lo interrogaron al tío por el caso Candela.
    –Pobre –respondió la rubia–. Si él con chicos no se mete. ¡Tiene un corazón!
    –Claro –agregó la primera. El tío los conoce a todos, pero su gente no tuvo nada que ver.
El vínculo previo entre el comisionado Chebriau, quien encabezó la búsqueda de la niña, con el Topo Moreira, sindicado como el mentor de su asesinato, salpica la investigación de más interrogantes. El papel de Burlando.
En los pasillos del Ministerio de Justicia y Seguridad platense es un secreto a voces que a su titular, Ricardo Casal, el caso Candela –junto con el reciente arresto del jefe distrital de San Isidro, comisario Raúl Papa– lo tiene a mal dormir. Es que, en su origen, la pesquisa tuvo un parto desafortunado: haber cifrado la búsqueda en una “operación controlada”, tal como se le llama al monitoreo de un delito en pleno desarrollo. Semejante estilo de trabajo hasta habría incluido una negociación secreta con los captores, para así hallar a la niña sana y salva. Ya se sabe que ello no ocurrió. Pero también se sabe que esa fallida estrategia sólo pudo existir en virtud al vínculo previo entre los uniformados y las personas ahora procesadas, la mayoría abocada a ocupaciones como la piratería del asfalto y el tráfico de drogas. Tal vez por esa razón, la verdadera causa del crimen es aún hoy un tema tabú. Lo cierto es que el ministro teme que la revelación de tal enigma deje al desnudo los negocios ilegales de la Bonaerense en la zona.
Sin embargo, al leer el lunes la resolución del juez Alfredo Meade, que avala el pedido del fiscal Marcelo Tavolaro para que se le dicte la prisión preventiva a seis imputados (la del supuesto autor intelectual, Héctor El Topo Moreira, todavía está en estudio), Casal sintió un ramalazo de alivio.
Los fundamentos de la medida están basados en declaraciones de 12 testigos de identidad reservada –casi todos, soplones de la policía– y en presuntas pruebas preliminares de ADN. O sea, nada en concreto. Pero al menos no ahonda en el incómodo asunto del móvil. “Una venganza no convencional”, redactaría Tavolaro en su escrito. La imprecisión de dicho concepto sería subsanado por un dato de alto impacto: Hugo Bermúdez, el supuesto matador de la víctima, “es –siempre según la letra de Tavolaro– un psicópata sexual”. Ello se desprende del testimonio de algunas ex amantes, quienes coinciden en que el goce erótico de ese narco barrial de 52 años consiste en ejercer sobre ellas “una compresión sobre la nariz y la boca”. Ello, para el fiscal, coincidiría con el tipo de asfixia padecido por Candela en el momento de morir.
El remate público de la cuestión llegaría por boca de Fernando Burlando, el abogado de la mamá, Carola Labrador. Éste afirmó que Candela fue violada “inmediatamente antes de su asesinato”. Y le pedirá al fiscal que agrave la acusación de los detenidos por el delito de “abuso sexual con acceso carnal”, instalando de tal modo una nueva –y, por demás, oportuna– hipótesis del caso: El Topo Moreira habría reclutado un grupo de tareas integrado por una depiladora, un carpintero, un albañil, un verdulero y un chofer de fletes simplemente para que Bermúdez pueda saciar sus bajos instintos.
El soplón en su laberinto. Durante el atardecer del 25 de septiembre, dos hombres pescaban en la Costanera. Uno de ellos, con la mirada perdida en un punto indefinido del horizonte, murmuró:
–Me quiero morir... me van a engarronar.
Su acompañante, por respuesta, encogió los hombros. Y el tipo insistió.
–Me van a buscar en cualquier momento.
Se trataba del Topo. Y sabía de lo que hablaba. De hecho, ese mismo domingo, al regresar con su hermano Roberto a la casa de sus padres, situada en el barrio 9 de julio, de San Martín, lo esperaba la policía. Su madre, doña Elsia, vio cómo lo esposaban, antes de subir a un patrullero. Luego desvió los ojos hacia el colchón apoyado sobre la pared del comedor. Allí el Topo había pernoctado en los últimos días sin disimular su alicaído ánimo frente al carácter inexorable de su caída en desgracia. La anciana ahora comprendía que los temores de su vástago se habían cristalizado. Entonces, con tono amargo, diría:
–El chico es inocente; no tiene maldad.
Y, a continuación, hizo una llamada telefónica. No tardaría en ser atendida. Entonces, entre lágrimas y con pocas palabras, hizo un breve relato de lo sucedido. La única reacción de quien estaba en el otro lado de la línea fue un pesado silencio. Éste no era otro que el suboficial de la Bonaerense Sergio Fabián Chazarreta. Su esposa, por cierto, es prima del hombre que acababa de ser detenido. Ahora comprendía que él también estaba bajo la lupa del expediente.
Chazarreta, cuya carrera siempre transcurrió entre San Martín y La Matanza, se desempeñaba últimamente en la DDI de este último lugar, en donde se había convertido en el brazo derecho de su jefe, el comisionado Marcelo Chebriau.
La foja de servicios de este personaje es significativa. Acusado en 1999 de proteger piratas del asfalto durante su paso por la DDI de Mercedes, fue puesto en disponibilidad por el entonces ministro León Arslanian. Al poco tiempo, sería rescatado de su ostracismo y, en 2008, llegaría a La Matanza. Denunciado por sus subalternos de armar operativos falsos, de ampararse en sus contactos con el juez Rodríguez, de Morón, y de utilizar un auto judicial para recaudar coimas de boliches y prostíbulos, supo conservar su sitial en la Fuerza, a pesar, incluso, de su calamitoso fracaso en la búsqueda de la familia Pomar, cuyos integrantes yacían en un matorral tras un accidente de tránsito. Ahora, desde el 22 de agosto, hallar con vida a Candela fue su nuevo desafío.
Tras el funeral de la nena, su padre, Alfredo Rodríguez –quien cumple una condena por piratería del asfalto–, fue llevado ante el fiscal Tavolaro para elaborar una lista de posibles enemigos. Esa misma tarde, el Chivo –tal como todos llaman al comisionado– llamó a Chazarreta para decir:
–El Topo está marcado.
Quizá Chazarreta no se haya sorprendido demasiado por ello. En realidad, lo asombroso era que el Topo, un auténtico paradigma de la delación, actuaba como informante de Chabreau. De hecho, el propio suboficial había sido el enlace entre el soplón y el comisionado.
La historia oficial asegura que Moreira y Rodríguez –quienes fueron amigos desde la infancia– se acusan mutuamente de haber propiciado el arresto del ya célebre narco Miguel Ángel Mameluco Villalba. Miradas al Sur pudo confirmar que ello no fue así. Pero lo cierto es que un tal Chino, un preso alojado en el mismo pabellón que Rodríguez, le confió que Moreira andaba diciendo que él había delatado a Mameluco. Tal vez por ello, el padre de la víctima lo incluyó en su lista. Y, quizá, su nombre haya sido el que más entusiasmó a los investigadores para cerrar la causa. A pesar, claro, de los servicios prestados. Entre ellos, haber “colaborado extraoficialmente” en la causa –tal como aseguró una fuente policial a este semanario– desde el inicio de la pesquisa.
Hace unos días, Miradas al Sur pudo confirmar que el abogado Carlos Telleldín –quien obtuvo su diploma estando preso por su posible vinculación en la causa Amia– renunció a la defensa de Rodríguez. Entre sus íntimos, el ex armador de autos habría invocado razones de ética que nunca llegó a explicar. En paralelo, tanto una fuente carcelaria como otra vinculada al Ministerio de Seguridad, deslizaron la supuesta existencia de tratativas secretas entre Rodríguez y esa cartera. El rumor sostiene que dichas negociaciones giran en torno de un hipotético beneficio que a éste le podrían conceder a cambio de avalar la línea oficial de la investigación, de la que Moreira sería su pieza mayor.
Quizá sólo sea una habladuría.
Una habladuría, mientras el doctor Burlando propaga noticias alentadoras para que la madre de Candela se vea contenida, y no impugne la investigación. El polémico abogado calificó su desinteresado papel en el caso como “una noble misión”.
En tanto, la verdad sigue bajo los escombros.
ESTÁ DETENIDO. Más papista que el comisario Papa
El jefe de la Policía Distrital de San Isidro, comisario inspector Raúl Papa, fue detenido el viernes por sus vínculos con la banda que el 5 de agosto pasado asaltó al empresario Jorge Pereyra en San Isidro. Además de Papa, fueron apresados por el hecho un ex policía bonaerense identificado como Eduardo Vivas, exonerado en 2007, y un civil llamado Diego Romero, quien es novio de una sobrina de la víctima y está acusado de ser el “entregador”.
Los investigadores a cargo del fiscal Patricio Ferrari aseguraron tener pruebas suficientes de que ambos, con la complicidad de Papa, formaron parte de la banda. “De las escuchas surgió que Papa le avisaba a Vivas de todo lo que hacía la DDI y la fiscalía y que les apuntaba a otros sospechosos para desviar la investigación”, explicó uno de los investigadores.
El hecho ocurrió alrededor de la 1 de la madrugada del 5 de agosto en una mansión de Tomkinson 3398, a metros de la autopista Panamericana, en San Isidro. Pereyra volvía de cenar en un stud y cuando ingresaba su Mercedes Benz al garaje de su casa dejó pasar primero a una moto y abrió el portón. Tres delincuentes irrumpieron detrás de él en otro Mercedes Benz del que descendieron armados y lo amenazaron. El empresario se quedó encerrado dentro del auto porque tenía los vidrios semiblindados. Sin embargo, los ladrones lograron destrozar una de las ventanillas a culatazos y así Pereyra bajó del vehículo y les entregó un anillo y unos 6.000 pesos en efectivo.
El asalto fue observado por circuito interno de video por la esposa del empresario, quien se asomó por una ventana y disparó seis balazos con un revólver Magnum .357. Los ladrones huyeron, pero un hijo de Pereyra se acercó porque tenía una llamada perdida de su madre en su celular. Al observar el asalto, aceleró su camioneta Grand Cherokee 4X4 y embistió el auto de los delincuentes, que luego fueron detenidos.

 http://sur.elargentino.com/notas/en-la-pesquisa-del-caso-candela-avanza-la-teoria-de-la-impostura

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Clara Anahí MARIANI, nacida el 12 de agosto de 1976, desaparecida el 24 de noviembre de 1976.

Clara Anahí MARIANI


Nacida el 12 de agosto de 1976
Desaparecida el 24 de noviembre de 1976

Madre: Diana TERUGGI
Padre: Daniel MARIANI

El 24 de noviembre de 1976, fuerzas policiales y del Ejército atacaron la casa de sus padres en la ciudad de La Plata. Allí fue asesinada Diana y secuestrada Clara Anahí, quien continúa desaparecida. El padre de la niña fue asesinado en La Plata, el 1º de agosto de 1977.


http://conadi.jus.gov.ar/gsdl/cgi-bin/library?e=d-000-00---0fotos--00-0-0-0prompt-10---4------0-1l--1-es-50---20-about---00001-001-1-0utfZz-8-0&a=d&c=fotos&cl=CL1.13&d=HASH01e464eeb883b24237a9cf8a

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Gustavo Saladino

D.N.I.16.453.320

Hijo de desaparecido y asesinado.
Héroe de la Resistencia Antifascista contra el genocidio cultural del menemismo.
Objetor de conciencia al Servicio Militar Obligatorio hasta su desaparición definitiva lo que me valió verme impedido de ejercer mi derecho cívico al voto entre 1983 y 1995.
Despedido del Estado en 1989 por ser hijo de desaparecido.
Denunciante contra los genocidas ante la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas) en 1984.
Co-Denunciante y querellante contra los genocidas de la Fuerza Aérea Argentina y de otras fuerzas de seguridad en la Causa Penal por delitos de lesa humanidad y genocidio Nº 7.273/06 en el área de la Subzona 16, entre muchas otras Causas.
Denunciante en 2011 ante la Justicia Federal argentina del gobierno norteamericano cómplice de los genocidas civiles y militares que desaparecieron y asesinaron a mi padre en 1978.
El primero en el mundo entero, como activista de derechos humanos, en accionar penalmente contra el oligopolio estadounidense destructor de memoria argentina "Google, Inc.", entre otros hechos, por perseguir y espiar ilegalmente ciudadanos dentro de su plataforma "You Tube".
Denunciante de hechos de corrupción de la era "kirchnerista".

Jésica y Cielo (me falta Verónica Fiorito y cartón lleno).

Jésica y Cielo (me falta Verónica Fiorito y cartón lleno).
Yo no fui (y ellas tampoco vinieron nunca. Ja, ja, ja).

Álgebra simbólica

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/2/25/Oudjat.svg/220px-Oudjat.svg.png

¿Mentir actuando, nene?
¿Tan sofisticaaado?

No se nada de matemáticas, bah.

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